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La narrativa de los años 50

El fin del aislamiento internacional y el comienzo de la industrialización a partir de 1950 suponen un cambio político y social que influye en la cultura y, por lo tanto, en la literatura. Los novelistas abandonan la perspectiva existencial para pasar a testimoniar y denunciar en sus obras las preocupaciones sociales de la España de la posguerra.

Se trata de una nueva tendencia narrativa representada por una generación de escritores universitarios, contrarios al régimen de Franco, nacidos en torno a 1925. Estos autores toman como referente por sus innovaciones en las técnicas narrativas y su carácter testimonial del Madrid de posguerra, La Colmena de Cela (1951), que se convierte así en el modelo inspirador de la corriente de realismo social, que dominó durante los años cincuenta y parte de los sesenta en su doble vertiente de realismo objetivo y realismo crítico.

Imagen de ha11ok en Pixabay (CC0)

Características del realismo social

  • Los temas predominantes son la niñez vulnerada y las consecuencias de la guerra en la sociedad.
  • La estructura del relato es lineal. No se puede hablar propiamente de argumento sino de una colección de estampas o cuadros que muestran situaciones cotidianas.
  • Los personajes (guardias, pescadores, jóvenes empleados, mineros…) se muestran indecisos, desorientados. A veces el protagonista es un personaje colectivo, que representa a una clase social determinada (El Jarama, Los bravos).
  • El tiempo y el espacio reducidos: la acción real es de corta duración (tres días, un día, unas horas). Los lugares en que se desarrollan los hechos son pueblos perdidos, olvidadas ciudades de provincias, fábricas, suburbios…
  • Se utiliza la tercera persona narrativa y predomina la técnica objetivista (behaviorismo), con perspectiva de cámara cinematográfica.
  • El lenguaje es claro, lleno de coloquialismos, que reproduce fielmente el habla común.

Además, dentro del realismo social se distinguen dos tendencias:

NEORREALISMO O REALISMO OBJETIVO

El realismo objetivo presenta la realidad desde una perspectiva neutral, pues entiende la novela como un testimonio de la época. El narrador muestra la realidad tal cual es, sin implicarse en ella. Los personajes se definen a sí mismos por lo que ellos hacen o dicen. El novelista del realismo objetivo sigue la teoría conductista o behaviorista, según la cual la literatura solo debe recoger las acciones y palabras de los personajes, como una cámara de filmar, sin explicar los pensamientos de aquellos.

Principales autores y obras

  • Cela: La colmena
  • Ignacio Aldecoa: El fulgor y la sangre
  • Jesús Fernández Santos: Los bravos
  • Carmen Martín Gaite: Entre visillos
  • Juan García Hortelano: Nuevas amistades
  • Rafael Sánchez Ferlosio cuya novela El Jarama (1955) representa a la perfección las características esenciales del realismo objetivista: describe la excursión dominguera de un grupo de jóvenes obreros de los años cincuenta a las orillas del río Jarama. Este mínimo argumento le sirve al autor para hacer una crónica casi fotográfica de la juventud española del momento, superficial y sin aspiraciones en la vida. En ese largo domingo de verano todo sucede sin sobresaltos, hasta que Luci, la chica más tímida y dulce del grupo, muere ahogada en el río.

REALISMO CRÍTICO O DE COMPROMISO SOCIAL

El realismo crítico pretende denunciar de forma más explícita las injusticias sociales. El escritor asume un compromiso con la realidad y participa en lo que narra realizando una crítica que deja ver su ideología, generalmente de izquierdas. Los personajes representan casi siempre a las clases desfavorecidas.

Principales autores y obras

  • Luis Goytisolo : Las afueras
  • Armando López Salinas: La mina 
  • José Manuel Caballero Bonald: Dos días de septiembre