Introducir la evaluación formativa digital en tu centro educativo

La evaluación formativa digital (EFD) puede ayudar al profesorado a adaptar su enseñanza a las necesidades del alumnado y a mejorar los resultados del aprendizaje. Este conjunto de herramientas ofrece a los responsables de los centros educativos la visión del profesorado, de la dirección de los centros y de los responsables políticos sobre el modo de implementar con éxito la EFD.

¿Por qué es importante la evaluación formativa para mi centro educativo?

La evaluación formativa fomenta una mentalidad de crecimiento en la que siempre se puede mejorar y siempre se busca mejorar, se anima al profesorado a adaptar su enseñanza a las necesidades del alumnado y puede fomentar una cultura de aprendizaje en todo el centro educativo en la que el alumnado se sienta seguro para cometer errores y aprender de ellos.

Tanto el profesorado como el alumnado muchas veces consideran la evaluación como algo que ocurre después del aprendizaje, una carga adicional que no está relacionada con el proceso de aprendizaje. Integrar la evaluación en el aprendizaje no siempre es obvio; algunos docentes se centran en «enseñar para el examen» o les gustaría centrarse más en habilidades como el pensamiento crítico, pero no tienen tiempo para ello. La evaluación formativa no solo puede servir de puente entre el aprendizaje y la evaluación, sino que también puede promover el desarrollo de competencias en ámbitos como el pensamiento crítico y el aprendizaje del aprendizaje.

La dirección de los centros educativos tiende a centrarse en las pruebas de alto nivel («sumativas»), pero se ha demostrado que la evaluación formativa mejora el aprendizaje y el rendimiento. Además, la evaluación formativa puede empezar con pequeños pasos y todo el profesorado de todas las materias puede llevarla a cabo.

¿En qué consiste la evaluación formativa?

La evaluación formativa (EF) puede parecer diferente de la evaluación sumativa tradicional de las pruebas calificadas y estandarizadas, pero eso no significa que no pueda combinarse con ellas. No se trata de un caso de uno u otro: la EF puede ayudar al alumnado a tener éxito en las pruebas sumativas de gran importancia. ¿Pero qué es la evaluación formativa?

Black y Wiliam (2010, pág. 82, en inglés) describen la evaluación formativa como «…todas aquellas actividades que lleva a cabo el profesorado (y el alumnado al autoevaluarse) y que ofrecen información que se utiliza como retroalimentación para modificar las actividades de enseñanza y aprendizaje. Esa evaluación pasa a ser evaluación formativa cuando los resultados se utilizan para adaptar la enseñanza a las necesidades del alumnado» (Wiliam, 2011). Es decir, la evaluación es formativa cuando el profesorado utiliza los resultados para adaptar las actividades de aprendizaje posteriores o para ofrecer una retroalimentación que sea específicamente relevante para el alumnado y le ayude a mejorar su aprendizaje. Este vídeo creado por docentes y expertos profundiza en la evaluación formativa.

 

Es un error común pensar que la evaluación formativa y la sumativa son dos formas diferentes de reunir pruebas del aprendizaje. De hecho, las mismas pruebas se pueden utilizar para llegar a una conclusión formativa o sumativa. Sin embargo, son dos formas diferentes de pensar sobre la información que hay que recabar. En el caso de la evaluación sumativa, es importante que la conclusión sobre un estudiante sea comparable a su rendimiento de ocasiones anteriores (por ejemplo, exámenes pasados, composiciones). Por lo tanto, la evaluación sumativa suele basarse en pruebas finales estandarizadas y calificadas. En la evaluación formativa, el profesorado puede explorar y probar prácticas (por ejemplo, un diario de aprendizaje o un portafolio digital del alumnado) para obtener evidencias más detalladas y completas del aprendizaje del alumnado que le permitan tomar decisiones y brindarle apoyo.

La evaluación sumativa suele basarse en pruebas calificadas, pero una prueba no se convierte de forma automática en una herramienta de evaluación formativa cuando no se califica. Docentes y estudiantes deben ser capaces de utilizar las pruebas para informar y adaptar sus próximos pasos.

Es posible que el alumnado no reconozca el valor de la evaluación formativa porque todavía tienen que responder a pruebas calificadas. A algunas familias también les preocupa que centrarse en la evaluación formativa interfiera en la preparación del alumnado para los exámenes calificados. Sin embargo, la evaluación formativa puede mejorar el rendimiento del alumnado porque le ayuda a responsabilizarse de su aprendizaje, a comprender sus puntos débiles y a saber lo que tiene que hacer para mejorar. Por lo tanto, es importante informar a las familias sobre estos beneficios de la evaluación formativa.

La evaluación formativa no solo permite al profesorado hacer un seguimiento del aprendizaje y planificar los siguientes pasos según el mismo, sino que también supone un cambio en el papel y la mentalidad de docentes y estudiantes. Para evaluar de manera formativa, el profesorado tiene que tener una «mentalidad de crecimiento», creer que el alumnado puede mejorar con esfuerzo. También consiste en dar más voz al alumnado y animarle a responsabilizarse de su propio aprendizaje. Cuando el alumnado se evalúa a sí mismo y a sus compañeros, da un paso hacia la mejora de sus competencias para aprender a aprender y convertirse en estudiantes independientes.

¿Por qué es importante la evaluación formativa digital para mi centro educativo?

La evaluación formativa puede enriquecerse y hacerse más eficaz mediante el uso de herramientas digitales, la llamada evaluación formativa digital (EFD). Las herramientas digitales pueden, por ejemplo, diversificar y facilitar la evaluación formativa, ahorrar tiempo a la hora de llevar a cabo las evaluaciones, facilitar el intercambio de experiencias con los compañeros y permitir que el alumnado compruebe su trabajo anterior y los comentarios recibidos para que retenga mejor lo aprendido.

Las herramientas digitales facilitan las actividades centradas en el alumnado, asíncronas o de aula invertida, que promueven el aprendizaje autónomo y las competencias digitales. Por ejemplo, el alumnado puede seguir colaborando en tareas de grupo fuera del horario de clase, en plataformas de comunicación o herramientas de supervisión. Estas herramientas hacen un seguimiento del progreso del alumnado que el profesorado (y, en algunos casos, los compañeros) puede supervisar para orientarle en los siguientes pasos.

La evaluación formativa respaldada con herramientas digitales (por ejemplo, un cuestionario en línea) permite al profesorado aumentar la motivación del alumnado, conocer más sobre su aprendizaje y planificar las siguientes actividades para poder avanzar hacia las pruebas finales. Muchos estudios sobre las aulas (p. ej. Bhagat & Spector, 2017; Faber, Luyten & Visscher, 2017; Wall et al. 2006, , todos en inglés) han medido la evaluación formativa en entornos basados en las TIC y han descubierto que, cuando se utiliza de forma eficaz, tiene un impacto significativo en el rendimiento del alumnado.

El profesorado puede utilizar los datos sobre el aprendizaje del alumnado que recogen las herramientas digitales a lo largo del año para dar forma a la instrucción en el aula. El profesorado de las distintas asignaturas y aulas puede intercambiar información sobre su evaluación y debatir de forma más eficaz sobre los aspectos que hay que abordar antes de los exámenes finales (evaluación sumativa). Los datos de aprendizaje del alumnado que se recojan también pueden compartirse con las familias para que se impliquen en el aprendizaje de sus hijos/as de una forma constructiva y que favorezca el desarrollo.

La evaluación formativa (digital) también consiste en recibir retroalimentación por parte del alumnado. Al dar más voz al alumnado, el clima escolar cambia y se crea una cultura de aprendizaje reflexivo en todo el centro educativo. El papel del profesorado está cambiando en este proceso: guía, facilita, da retroalimentación periódica y participa en conversaciones sobre la manera de apoyar al alumnado para que sean estudiantes activos, reflexivos y responsables. Crean culturas de confianza en las aulas, en las que el alumnado se siente libre de manifestar lo que entiende y lo que no, y en las que los errores no se ven como un contratiempo, sino como una oportunidad de aprendizaje. Las herramientas digitales pueden ayudar en este proceso. Por ejemplo, el profesorado puede recoger opiniones (por ejemplo, a través de un cuestionario en línea) de forma anónima, para que el alumnado se sienta más cómodo a la hora de dar su opinión y no tenga miedo a equivocarse. Por último, los entornos de colaboración en línea pueden permitir a docentes y estudiantes intercambiar comentarios sobre los proyectos del alumnado a lo largo del año escolar.
"Todo se reduce a la relación docente-estudiante; la evaluación formativa debe consistir también en invitar al alumnado a dar su opinión al profesorado"
Marc van Dongen rector del colegio Augustinianum, Eindhoven, Países Bajos

¿Cómo puedo empezar con la EFD en mi centro educativo?

Lo más importante es hacer algo, empezar; con pasos no demasiado grandes, pero empezar. A continuación, ajuste el proceso a lo largo del camino junto docentes, estudiantes, trabajadores y familias.

Introducir la EFD es hacer que se produzca el cambio. Piense en los desafíos de su centro educativo a los que le gustaría hacer frente. ¿Hay aspectos que funcionan bien pero que se podrían mejorar? ¿Cómo puede ayudar la EFD? ¿Qué cambios positivos le gustaría hacer y por qué? Anotar los planes puede concretarlos y ayudarle a evaluar su impacto. En este conjunto de herramientas, encontrará algunas directrices sobre la forma de llevarlo a cabo en la [caja de herramientas de la teoría del cambio]

 

Al principio, puede resultar complicado saber si sus planes para introducir la EFD serán adecuados y eficaces para su centro educativo. Por lo tanto, como con todas las cosas nuevas, hay que empezar a pequeña escala, como prueba. Pruebe algo con unos pocos docentes, vea cómo va, recoja las opiniones, aprenda de ellas y luego amplíe la escala a más docentes. De hecho, es similar a los procesos de evaluación formativa: actuar a partir de la retroalimentación.

Cuando se ponga a prueba la EFD, hay que implicar al profesorado en la planificación desde el principio. Así se garantiza que lo «compre» y le ayuda a asumir responsabilidades, expresar sus necesidades y estar más abierto a adoptar la EFD y adaptarla a sus clases. Anime al profesorado a que se reúna con regularidad para intercambiar experiencias y tomar decisiones sobre las herramientas digitales y las prácticas de EFD que deben probar, en vez de decirle lo que tiene que hacer.

No es necesario convencer a todo el mundo desde el principio. Empiece con un grupo de docentes motivados y abiertos a la innovación y la experimentación. Otros docentes podrían percibir el trabajo colaborativo como algo perturbador o una amenaza a su práctica establecida. Enfrentarse a los que se resisten más al cambio es un desafío mayor, por supuesto, y exige una serie de habilidades de liderazgo. No obstante, es importante que se escuche la voz de todo el profesorado, especialmente si es escéptico con respecto a la EFD. Sus opiniones pueden ayudar a dar forma a los planes que tiene usted, de manera que satisfagan sus necesidades y garanticen su aceptación.

¿Cómo puedo apoyar la EFD en mi centro educativo?

A continuación se exponen los puntos a tener en cuenta a la hora de planificar la puesta en marcha de la EFD o de apoyar nuevas prácticas de EFD en su centro.

Es esencial que usted, el profesorado y el resto del personal del centro, el alumnado y las familias lleguen a un entendimiento común sobre lo que es la EFD y el modo en que se relaciona con la evaluación sumativa. Aunque las prácticas de EFD pueden ser muy diversas, su objetivo común es comprender las necesidades de aprendizaje de cada estudiante para ayudarle a asumir un mayor control de su aprendizaje. Conseguir este entendimiento común garantiza que la aplicación de la EFD sea coherente en todas las aulas y que se eviten los malentendidos.

Para muchas prácticas de EFD, lo ideal es que cada estudiante tenga acceso a su propio dispositivo para utilizarlo tanto en el centro educativo como en casa. Si no es así, una alternativa (siempre que se traten las cuestiones de equidad) es que el profesorado presente actividades en el aula, como cuestionarios en línea, con un ordenador y una pantalla, y que el alumnado utilice sus propios dispositivos (tableta, teléfono, ordenador portátil) para responder. De lo contrario, se puede utilizar la sala de ordenadores del centro para algunas clases. Lo ideal sería que las aulas tuvieran acceso a Internet de al menos 10 mbps, es decir, lo suficiente para descargar o reproducir vídeos en al menos un ordenador del aula.

Las herramientas digitales ofrecen la posibilidad de recabar diversos datos, desde las puntuaciones más sencillas de las pruebas hasta los datos de seguimiento ocular mientras se leen los textos. Esto supone nuevas responsabilidades. Reflexione con el profesorado el tipo de datos que registran las herramientas digitales que utilizan, el lugar en el que se almacenan y el modo en que se procesan estos datos (por ejemplo, si el proveedor los utiliza con fines comerciales). Vea este vídeo para saber más sobre las implicaciones del uso de herramientas digitales para la evaluación.

Las investigaciones demuestran que, aunque las familias al principio pueden tener dudas sobre la evaluación formativa, las apoyan si están bien informadas (lea una revisión en inglés). Al comienzo del nuevo curso escolar, exponga a las familias los beneficios de la EFD, haciendo hincapié en su valor para su hijo/a y en el modo en el que pueden apoyarle para que se convierta en un estudiante más independiente. Para disipar las preocupaciones sobre la privacidad de los datos, asegúreles que su hijo/a está seguro/a cuando utiliza estas herramientas digitales, y asegúrese de que realmente lo está.

Cuando el profesorado prueba una nueva práctica, necesita más tiempo para aprender y prepararse. Lo ideal sería que este tiempo se incluyera en su horario. Si esto no fuera posible, hay otros incentivos que pueden motivar al profesorado a aceptar la EFD, por ejemplo, la formación en un entorno atractivo o el reconocimiento del trabajo. El profesorado también necesita tiempo para intercambiar ideas con sus colegas y para colaborar en las clases que integran a EFD.

Crear una cultura de intercambio abierto que fomente la retroalimentación entre docentes, familias, estudiantes y la dirección del centro. Dé oportunidades al profesorado para que comparta con regularidad sus prácticas con otros docentes y anime al alumnado y a las familias a dar su opinión sobre sus experiencias de aprendizaje. Esto fomentará un entorno en el que es seguro ofrecer retroalimentación, compartir opiniones personales y cometer errores.

El profesorado necesitará formación sobre el uso de las herramientas digitales, especialmente si es la primera vez que las utiliza. La formación puede abordar tanto los aspectos técnicos como la forma de utilizarlas con eficacia para la evaluación formativa. Puede que no sea necesario invitar a formadores externos; aprender de los compañeros puede ser más eficaz y duradero. El coordinador de TIC, el profesorado que ya utiliza herramientas digitales o el profesorado que está motivado para experimentar con nuevas ideas pueden dirigir las sesiones de formación.

El profesorado aprende con facilidad entre sí, por lo que hay que crear oportunidades de intercambio. También se pueden unir para probar las prácticas de EFD, por ejemplo, un docente de ciencias sociales puede asociarse con un docente de informática para impartir una clase conjunta que también aborde la competencia digital mediante el uso de herramientas educativas digitales.

Como director/a del centro, su apoyo a las iniciativas individuales y colectivas del profesorado marcará la diferencia. Anime al profesorado a utilizar este conjunto de herramientas y a inspirarse en los escenarios de enseñanza de EFD.

Infraestructura para la EFD

Como la EFD implica el uso de herramientas educativas digitales, es necesario que se den las condiciones técnicas y logísticas necesarias. Aquí se incluyen la disponibilidad de dispositivos digitales, las conexiones a Internet, las oportunidades de formación y el tiempo. Un miembro del personal responsable de las TIC puede ayudar a pensar en estas cuestiones.

En lugar de sentir frustración por no tener una infraestructura ideal, considere las posibilidades y los límites de la conectividad, los servicios, las aplicaciones y los dispositivos que tiene y el modo en el que pueden servir de apoyo a los objetivos pedagógicos.

 

Si las herramientas digitales son fáciles de utilizar, es más probable que docentes y estudiantes las usen con regularidad. Si se pueden utilizar con facilidad en el aula, no interfieren en los objetivos pedagógicos. El profesorado y el personal encargado de las TIC pueden ayudar a explorar las herramientas adecuadas.

¿Qué tipo de herramientas digitales utiliza el profesorado? Es importante que el profesorado conozca el modo en el que estas herramientas almacenan y procesan los datos del alumnado. En función de la forma en la que se procesen los datos, podría ser más seguro utilizar la herramienta sin crear cuentas de estudiante. Otras cuestiones a tener en cuenta son la facilidad de uso para docentes y estudiantes y la interoperabilidad entre diferentes aplicaciones digitales. Este estudio de caso entra en más detalles sobre la privacidad de los datos.

Qué ofrece el conjunto de herramientas Assess@Learning

El conjunto de herramientas Assess@Learning ofrece estudios de casos y directrices para ayudar a la dirección de los centros educativos a planificar acciones para apoyar al profesorado en la implementación o el desarrollo de la EFD. Merece la pena leer también las secciones dirigidas a docentes, estudiantes, familias y responsables políticos para entender mejor su papel en la EFD.