Subjetividad objetiva
Los textos argumentativos son subjetivos porque su intención es persuadirnos de la opinión de su autor. Pero, por otro lado, para que esa opinión resulte convincente, debe estar bien fundamentada con argumentos imparciales.
¿Cómo se expresan la subjetividad y la objetividad?
Las marcas clave de la subjetividad son, sin duda, el uso de la primera persona, de expresiones valorativas y de lenguaje connotativo. Si la primera persona es del plural, además de subjetividad, encontramos apelación al lector.
Por el contrario, la objetividad exige el uso de la tercera persona, las fórmulas impersonales y el lenguaje denotativo. Para resultar objetivo, es preciso borrarnos del texto, eliminar nuestro yo para dejar claro que la fuente de lo que en él se dice es externa y, por tanto, imparcial.

Coherencia (Estructura)
Un texto argumentativo completo puede ser un breve párrafo, un vídeo de cinco minutos de un influencer o un ensayo de cientos de páginas: la extensión es un rasgo absolutamente variable en ellos. Sin embargo, para lograr claridad y contundencia en nuestra argumentación, será fundamental que su estructura sea coherente y ordenada.
Como en cualquier texto, de forma amplia y general, lo organizaremos con una introducción al tema y/o a la tesis (nuestra postura), seguido del desarrollo de los argumentos y cerraremos con una conclusión que refuerce nuestra tesis.

Veamos las tres partes en detalle.

Cohesión
Si la estructura coherente de las grandes partes e ideas del texto argumentativo es importante, no lo es menos el correcto uso de conectores, puntuación y léxico.
Conectores
Los textos argumentativos son muy ricos y variados en recursos, puesto que en ellos converge el uso de figuras retóricas, de fórmulas para la subjetividad y la objetividad y de multitud de de modalidades textuales: exposición, narración, descripción y, por supuesto, argumentación. Teniendo presente lo anterior,debemos dominar todo el abanico de conectores para ayudarnos a expresar esta riqueza. Utiliza esta infografía para tener una amplia selección de ellos a mano cuando argumentes.
Puntuación
El buen uso de la puntuación es esencial para expresarte en textos escritos.
En términos generales, debemos tener cuidado de no hacer frases demasiado largas en las que se pierda el hilo, ¡no tengas miedo de utilizar el punto y seguido!
En todo caso, el uso de frases largas y cortas también puede tener efectos retóricos y expresivos.
Léxico
Debes ampliar, cuidar y variar mucho el vocabulario. Primero, porque siempre hay que aspirar a la máxima precisión. Pero también porque la primera regla de la buena expresión es no repetir palabras. Para evitarlo puedes recurrir a mecanismos de sustitución.
Con ellos no solo evitarás repetir palabras y enriquecer tu expresión, sino que ayudarás a mantener el hilo de la lectura sin que se pierda nunca la idea de lo que hablas.
Debemos dejarle claro al interlocutor de qué tema vamos a hablar y dónde reside la controversia en torno a él. También podemos posicionarnos afirmando nuestra tesis o, por el contrario, no revelarla hasta más adelante. Dependiendo de esta decisión, nuestro texto puede ser:
- Deductivo: se lanza la tesis al inicio y, a continuación, se deducen sus argumentos.
- Inductivo: no se desvela la tesis desde el comienzo, sino que se va argumentando para inducir al lector a la idea final, que será la tesis.
- Encuadrado: tesis → argumentos → tesis
El cuerpo central debe ser el desarrollo de la argumentación. Se trata de un proceso complejo e importante porque argumentar bien exige pensar bien.
No es fácil pensar en argumentos de peso sobre un tema. Hace falta documentarse, pararse a reflexionar y, sobre todo, tener una actitud abierta para contemplar pros y contras de toda su escala de grises. No solo nos será enriquecedor, sino muy necesario ponernos en la piel de quien tenga ideas distintas a las nuestras para comprenderlas, aceptar quizá una parte de ellas y refutar otra parte. Todo ello contribuirá a mejorar nuestra argumentación.
El final de un texto tiene que dejarle claro a su receptor cuál ha sido la idea clave del mismo y servir de cierre. En el caso de los textos argumentativos, tanto si hemos expuesto o no nuestra tesis antes, un fórmula idónea para elaborar la conclusión es hacer una síntesis de ideas y reafirmar tu postura.
Los médicos me dijeron que guardase reposo →
- Sinónimos: Los doctores me dijeron que guardase...
- Hipónimos: Los cardiólogos me dijeron que guardase reposo.
- Hiperónimos: El personal sanitario me dijo que guardase reposo.
- Otras formas de referirnos a lo mismo: Aquellos hombres me dijeron que guardase reposo
- Pronombres: Ellos me dijeron que guardase reposo.
- Elipsis: Me dijeron que guardase reposo.
- Otras formas de expresar la oración completa: En el hospital me recetaron descanso. Etc.