Cierto. Pese a ser un código mucho más abstracto y difícil de analizar que el de por ejemplo un libro de texto, creo que el arte necesita y tiene un código con el que se permite un cierto grado de comunicación.
Una parte, la más tangible, la compone el medio visual en que se plasma la obra. Los trazos, los tonos, los colores, el propio dibujo/maqueta/composición/etc... No se diferencia tanto del código que podría utilizarse en planos de arquitectura; cambia en que la diversidad de instrumentos a utilizar es mucho mayor, así como sus combinaciones.
La otra parte es la del propio pensamiento y las emociones. Cada cual interpretará una obra de arte de una manera diferente según su experiencia, sentimientos... por eso la intención de un autor puede llegar a tergiversarse mucho, pero al fin y al cabo, logra comunicar algo.