La Generación del 98 está formada por un grupo de autores españoles entre los que nace una preocupación creciente por la situación de decadencia y el porvenir de España a raíz del desastre del 98. Surge así un afán regeneracionista en todos ellos que los conducen la renovación temática, intelectual y estética de sus obras.
Se incluyen dentro de la Generación del 98 al los escritores Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado.
Antonio Machado es el poeta de la Generación del 98. Tras componer un primer poemario de corte modernista (Soledades, galerías y otros poemas), su segunda obra, Campos de Castilla, es uno de los libros más representativos de la Generación del 98, pues el poeta realiza a través del paisaje castellano una reflexión crítica de los males de España.
También pasa por una primera etapa modernista la producción teatral y narrativa de Valle-Inclán. Este autor ha sido incluido entre los miembros de la Generación del 98 porque comparte con todos ellos, además del período literario, la preocupación por los males de España y la actitud de denuncia, solo que la visión valleinclanesca adoptará una forma de expresión original: el género del esperpento. Sus novelas más sobresalientes son Las Sonatas (obra modernista), Tirano Banderas y El ruedo ibérico.
En los siguientes apartados estudiaremos la obra de Unamuno, Azorín y Pío Baroja, los tres novelistas más profundamente vinculados con la Generación del 98. Pero veamos antes algunas características comunes, temas y las técnicas narrativas.
Características comunes
- Preferencia por el ensayo y la novela como formas de expresión de sus preocupaciones.
- Literatura de ideas, pero con un tono íntimo y personal, es decir, primando siempre el subjetivismo.
- Rechazo de la estética del Realismo y su estilo de frase amplia, de elaboración retórica, prefiriendo un lenguaje sobrio y directo en el que destaca la utilización de palabras tradicionales y castizas.
Temas
- Reflexiones existenciales y religiosas. Muestran una profunda preocupación por cuestiones como el sentido de la vida, el destino del hombre o Dios. En estos temas se muestra la influencia de las corrientes filosóficas europeas: Niezsche, Shopenhauer o Kierkegaar).
- Revalorización de la tradición literaria española (obras como el Quijote).
- Preocupación por España. Desde una actitud crítica, denuncian los males y reflejan la inquietud por la situación de decadencia política y social del país, con intención de regenerarlo.
- El paisaje castellano. Muestra una especial sensibilidad y emoción ante la visión del este paisaje, que se convierte en símbolo y esencia de lo español.
Técnicas narrativas
- Novelas de personaje. La trama se centra en el mundo interior de un único personaje protagonista y en la lucha interna que sufre.
- Valor del paisaje: Adquiere casi la importancia de un personaje más y, con frecuencia, refleja el estado de ánimo del protagonista.
- Fragmentarismo. La narración suele fragmentarse en estampas, en una selección de momentos significativos para el protagonista. Frente al argumento elaborado del escritor realista, estos escritores relatan “fragmentos de vida”.
- Diálogo. El narrador pierde importancia con respecto a los propios personajes que, a través del diálogo, exponen sus conflictos existenciales.
- Antirretoricismo. Las novelas de esta etapa, aunque presentan un estilo poco uniforme, se caracterizan por una estética antirretoricista, plasmada con frases breves que transmiten su pensamiento de forma sencilla.