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 1. La 3ª declinación latina es la que más problemas suele dar, sobre todo por la gran variedad de terminaciones que puede presentar el Nominativo de singular. Para evitar problemas, lo mejor es seguir el consejo que se da en la LECTIO: una vez que el vocabulario nos indica que la palabra sobre la que estamos trabajando pertenece a la 3ª declinación, debemos comprobar si la desinencia que presenta aparece en la lista de terminaciones; si no lo hace, tenemos un Nominativo de Singular (también Acusativo, si se trata de una palabra neutra).

 Por lo demás, los adjetivos del 2º tipo también pueden causar dificultades, dado que tienen dos terminaciones, igual que los sustantivos. Recuerda esto: un enunciado en el vocabulario que acabe en -is, -e es siempre un adjetivo.

 2. En lo relativo a los nuevos tiempos verbales (los del Perfectum: Pretéritos Perfecto y Pluscuamperfecto), no son demasiado difíciles. El más sencillo de identificar es el Pretérito Pluscuamperfecto, ya que siempre presenta el morfema –era- antes de las desinencias personales. En cuanto al Pretérito Perfecto, conviene memorizar sus desinencias exclusivas. Y, en todo caso, recordar los trucos que se explican en las LECTIONES QVARTA y QVINTA te será muy útil.

3. La expansión territorial del Imperio Romano fue un proceso que duró varios siglos y tuvo un carácter progresivo. Roma, como ciudad, comenzó por afirmar su poder sobre la comarca más inmediata, y poco a poco se hizo con casi toda la Península Itálica: los diferentes pueblos que la ocupaban fueron aceptando el dominio romano, bien mediante pactos de alianza, bien a consecuencia de derrotas militares. Con la victoria definitiva sobre su gran enemiga fuera de Italia, Cartago, Roma quedó como potencia hegemónica en el Mediterráneo. A partir de ahí, los intereses y ambiciones de la clase dirigente hicieron casi inevitable la ampliación de los dominios, hasta que en el s. II la anexión de territorios acaba: desde ese momento, con toda la costa mediterránea (y una buena franja hacia el interior, sobre todo en Europa) bajo el poder romano, las administraciones imperiales se dedicarán a conservar lo conquistado.

 Para ello, los recursos militares con que contaban eran escasos teniendo en cuenta la amplitud del Imperio. Por eso las fronteras se apoyaron casi siempre en accidentes geográficos importantes: los ríos Rhin y Danubio en Centroeuropa, y los desiertos en el norte de África y Oriente Próximo.

 4. Los nombres actuales de muchos Estados, ciudades y regiones históricas europeas derivan de las denominaciones que tenían en época romana. Y, si no proceden directamente, sí lo hacen nombres alternativos o gentilicios que empleamos a menudo (pensemos en "galos" como sinónimo de "franceses" o "lusos" de "portugueses"). Conviene, con todo, tener en cuenta que, en el caso de los Estados y regiones, en multitud de casos el territorio actual no coincide exactamente con el antiguo.

Modifié le: mardi 19 juillet 2016, 15:17