TEMA 5: La Planificación financiera

Sitio: IES Politécnico de Vigo - Aula virtual
Curso: ECONOMÍA 4º ESO Ana
Libro: TEMA 5: La Planificación financiera
Imprimido por: Usuario convidado
Día: jueves, 20 de noviembre de 2025, 13:00

1. El ahorro



El dinero es una de las preocupaciones de cualquier persona. Sin embargo, el dinero no es ilimitado. No solo cuesta mucho ganarlo sino que además siempre disponemos de menos del que quisiéramos.

Para no tener preocupaciones de dinero las personas tratamos de minimizar gastos y de maximizar ingresos. Pero esto último no es tan sencillo porque el volumen de ingresos no suele depender de uno mismo. En cambio, lo que sí depende de nosotros es planificar y ahorrar para tener el dinero en el futuro.

El ahorro es la parte de nuestros ingresos que no consumimos. Es el consumo futuro que realizaremos gracias al ingreso presente. Lo contrario del ahorro es la deuda. La deuda es consumo presente gracias al ingreso futuro


 1.1. Motivos para ahorrar

El dinero ahorrado es sinónimo de tranquilidad en la medida que permite disponer de dinero para:

  • Atender emergencias o imprevistos. Tales como enfermedades, accidentes, averías o reparaciones en el hogar.
  • Hacer planes futuros. Se trata de objetivos concretos, tales como comprarse un coche, viajar o costear los estudios de los hijos.
  • No tener deudas. Y es que sin ahorro es posible que tengamos que pedir prestado para salir de una situación imprevista.
  • Evitar malvender inversiones. Ya que puede ser necesario vender propiedades u otros bienes por debajo del valor deseado.
  • Anticiparse a situaciones laborales indeseadas. La pérdida del trabajo podríamos haberla incluido en la categoría de imprevistos, pero merece una especial atención porque el trabajo es con mucha frecuencia la fuente de ingresos más importante para las personas, cuando no la única. Todo ello sin contar con el contexto laboral: sobre todo en tiempos de crisis, cualquier trabajador debería anticiparse a la posible pérdida de su puesto de trabajo.

 1.2. ¿Cuánto hay que ahorrar?

Todos podemos ahorrar, pero no todos necesitamos ahorrar lo mismo. Las circunstancias personales y económicas condicionan la cuantía a ahorrar. En ese sentido, las consideraciones más relevantes suelen girar en torno a:

  • La estabilidad de los ingresos. La estabilidad laboral suele ser un factor de primer orden y en ese sentido lo ideal es ser funcionario, pero no todos podemos acceder a la función pública que, además, está lejos de ser el empleo mejor remunerado.
  • La riqueza patrimonial. En general, quienes tienen más propiedades sufren menos preocupaciones, pero tener muchos bienes no significa tener la vida resuelta. Si los bienes no generan renta suficiente para su propietario en forma alquileres o dividendos, ciertas situaciones pueden llevar a venderlos por debajo del valor de mercado o, en todo caso, del valor deseado.
  • La salud. Quien no goza de buena salud puede necesitar más dinero para pagar la asistencia sanitaria y los gastos farmacéuticos que no cubra el sistema público de salud.

 

Se considera razonable destinar un 10 % de los ingresos al ahorro mensual, aunque cualquier cantidad vale: 10 € al mes de ahorro son 120 € al año, 360 € en tres años, etc.


2. ¿Cómo se elabora un presupuesto?

Seguramente, con motivo de algún objetivo concreto, ya habrás ahorrado alguna vez a lo largo de tu vida. Lo que es difícil es ahorrar de forma permanente a lo largo del tiempo. Y de igual forma que hemos ahorrado, otras veces nos hemos descuidado, o nos han surgido imprevistos, y hemos tenido problemas para llegar a fin mes, tener que pedir adelantos sobre la paga, etc. Podríamos habernos organizado mejor con un presupuesto, un plan de gastos e ingresos que utilizan tanto las empresas como los Gobiernos o cualquier persona interesada en gestionarse mejor.
El presupuesto es un plan financiero personalizado que nos ayuda a controlar los gastos y sacar el máximo partido a los ingresos. 
Los pasos para elaborar un presupuesto son los siguientes:


 

2.1. Identificar gastos e ingresos

 Estructura de ingresos y gastos en un presupuesto personal.

A pesar de que desearíamos que fuera el más alto posible, el volumen de ingresos no suele depender de nosotros. En cambio, sí podemos modificar el volumen de gastos. Algunos gastos son fijos, otros son susceptibles de variación y los restantes son innecesarios. Lo relevante, a efectos de establecer prioridades, es valorar en qué medida es prescindible cada uno de ellos. En atención a su naturaleza, podemos distinguir entre gastos fijos obligatorios, gastos variables necesarios y gastos innecesarios.

 2.2. Priorizar gastos

A pesar de que desearíamos que fuera el más alto posible, el volumen de ingresos no suele depender de nosotros. En cambio, sí podemos modificar el volumen de gastos. Algunos gastos son fijos, otros son susceptibles de variación y los restantes son innecesarios. Lo relevante, a efectos de establecer prioridades, es valorar en qué medida es prescindible cada uno de ellos. 
En atención a su naturaleza, podemos distinguir entre gastos fijos obligatorios, gastos variables necesarios y gastos innecesarios.
Lo primero es saber a qué tipo de gasto nos enfrentamos :

Tipos de gastos según su grado de prescindibilidad

Para ahorrar deberemos  eliminar los gastos innecesarios . Eliminando lo superfluo dispondremos de más dinero para atender los gastos que no pueden esperar: los gastos fijos obligatorios. Estos últimos son prioritarios porque, de entre todos los gastos, su impago es el que acarrea las mayores consecuencias negativas.
 
 Entre otras destacan:
  • El incremento de la deuda. El impago supone la aplicación de gastos adicionales de intereses de demora, de tal forma que la deuda cada vez es mayor.
  • Juicios o demandas para reclamarnos las deudas pendientes.
  • Embargo o pérdida de posesiones que respondan del impago de las deudas.
  • El empeoramiento del historial crediticio y, a veces, la inclusión en las listas de morosos, todo lo cual perjudica las opciones futuras de conseguir nuevos préstamos. 
Siempre debemos priorizar el pago de los gastos fijos obligatorios, pero si por cualquier cosa tuviéramos dificultades para atender a este tipo de gastos, debemos plantearnos negociar con los acreedores para tratar de llegar a un acuerdo. En la práctica, lo último que desean los acreedores es demandar o embargar a quienes prestan dinero por dos razones fundamentales:
  • Porque les reporta mala imagen.
  • Porque supone incurrir en gastos que pueden tardar tiempo en recuperar.

En consecuencia, los acreedores suelen preferir
aplazar algunos pagos hasta que mejore la situación económica del deudor.
 

 

 2.3. Formular y ahorrar

Con la lista de ingresos y gastos identificados, así como los gastos clasificados de acuerdo con su grado de prescindibilidad ya es posible formular un presupuesto. La meta general de cualquier presupuesto es que los ingresos cubran todos los gastos. Pero esto no es suficiente para ser un buen presupuesto.

 Un buen presupuesto debe incluir el ahorro como parte fundamental, en la medida en que nos proporcionará un fondo para imprevistos o hacer planes de futuro.

Con algo de esfuerzo y constancia veremos crecer los ahorros y, con el tiempo, seremos capaces de ahorrar más y mejor.

 

 2.4. Evaluar y ajustar

Para que un presupuesto sea efectivo no basta con formularlo cada cierto tiempo: además hay que revisarlo para que sea lo más realista posible. Las herramientas matemáticas que nos ayudan a mejorar nuestro próximo presupuesto son:

  •  Las variaciones absolutas, que cuantifican el dinero que hemos ahorrado o gastado de más.
  •  Las variaciones porcentuales, que miden los cambios entre los presupuestado y lo real en términos de porcentaje para así poder establecer comparaciones.



3. Los planes de pensiones privados

El plan de ahorro por excelencia es el plan de pensiones y es que, a pesar de lo que piensa mucha gente, no se constituye solo para el caso de la jubilación.

Un plan de pensiones es un plan de ahorro que se constituye mediante aportaciones flexibles para los casos de jubilación, incapacidad, dependencia o fallecimiento.



Las compañías que gestionan un plan de pensiones invierten el dinero, asumiendo muy poco riesgo, para proporcionar cierta rentabilidad a quienes los contratan.

Son muchas las razones para contratar un plan de pensiones cuanto antes:

  • Flexibilidad. Con el fin de adaptarse a cualquier tipo de economía y situación personal, las aportaciones son flexibles tanto en cuantía como en plazo. Dichas aportaciones pueden ser mensuales, trimestrales, una vez al año, etc., siempre a conveniencia del interesado.
  • Fiscalidad. Las aportaciones realizadas permiten ahorrar a la hora de pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
  • Polivalencia. A pesar de que, en general, el objetivo de contratar un plan de pensiones es la jubilación, estos planes también cubren los supuestos de incapacidad laboral, dependencia y fallecimiento.

 

Las personas que intervienen en un plan de pensiones son las siguientes:


3.1.¿Qué pensión voy a necesitar?

A pesar de lo que hemos visto sobre la versatilidad de los planes de pensiones privados, la jubilación es el primer objetivo. En este sentido, las aportaciones a los planes de pensiones privados se realizan con la idea de mantener el tren de vida previo a la jubilación. Y es que, aunque las pensiones públicas son el pilar básico de la jubilación, suelen ser inferiores a los ingresos que se percibían en activo.

Si, llegada la jubilación, los gastos disminuyeran en igual medida que los ingresos, no sería necesario contratar un plan de pensiones privado, pero no suele ser así. Bien es cierto que, en general, la vivienda suele estar pagada y ya no hay hijos a cargo, pero lo cierto es que sin compromisos laborales y mucho tiempo libre es necesario determinar cuáles van a ser las necesidades económicas en esa etapa de la vida.

Las consideraciones más habituales suelen girar en torno al lugar de residencia, la salud y el tiempo libre.

  • Lugar de residencia. Ya sin ataduras laborales, es factible un cambio de residencia a un lugar de vacaciones, el pueblo natal o cerca de los hijos.
  • Salud. Puede ser necesario pagar asistencia personal o un seguro privado que preste asistencia sanitaria y farmacéutica por problemas de salud no cubiertos por el sistema público de salud.
  • Tiempo libre. Viajar, cultivar aficiones o estar con la familia suelen consumir buena parte del presupuesto.

Una vez hechas estas consideraciones será posible hacerse una idea de qué cantidad de ingresos serán necesarios cuando llegue la jubilación, pero antes habrá que saber a cuánto puede ascender la pensión pública.



Pasos a seguir para planificar la jubilación

3.2. Cálculo de la pensión total

A partir de 2027, la edad de jubilación será de 67 años, aunque podrá hacerse a los 65 si es que se ha cotizado a la Seguridad Social durante 38 años y 6 meses o más. Para calcular nuestra pensión total deberemos tener en cuenta:

·        Los años de cotización. Se refiere a los años durante los cuales el trabajador contribuye al sistema público ya sea como trabajador por cuenta ajena o propia.

·        El periodo mínimo de cotización. Para tener derecho a una pensión pública es necesario haber cotizado un mínimo de 15 años, aunque un mínimo de 2 años debe haber sido durante el intervalo de 15 años inmediatamente anteriores a la fecha de jubilación.

·        Las bases reguladoras. Es el promedio de las bases de cotización de los 15 años previos a la jubilación.

La pensión pública de jubilación depende de los años cotizados y va desde el 50 %, si se cotizó durante 15 años, hasta el 100% si lo hizo durante 35 años o más, tal como podemos ver en la Figura


Escala (extractada) de porcentajes de pensión pública según los años cotizados que se aplican a las bases reguladoras para determinar el importe de la pensión pública.

En función de la gráfica anterior es fácil deducir que es importante empezar a cotizar cuanto antes: quienes hayan empezado tarde a cotizar tendrán que ahorrar más para completar la pensión pública. Un caso especial a comentar es el de las mujeres, que necesitan planificar mejor su jubilación debido a los siguientes factores:

  • Menor nivel salarial. Aunque cada año que pasa se reducen las diferencias con los hombres, aún persisten agravios salariales sobre la mujer trabajadora por razones de género.
  • Menor tiempo de cotización. En general, suelen cotizar menos por haber pasado mayor tiempo cuidando a hijos o familiares.
  • Mayor esperanza de vida. Las mujeres viven de media entre 5 y 7 años más que los hombres, de tal forma que sus ahorros también deben durar más.