Las empresas manejan las redes sociales con habilidad para comercializar sus productos. Pero puedes mostrar a los estudiantes que la publicidad en redes también puede utilizarse para campañas sin ánimo de lucro. Para ello, la profesora Madli-Maria Naulainen, del Kuressaare Gymnasium Estonia, pidió a sus alumnos que crearan una campaña para la red que supusiera un beneficio para su entorno más cercano.

Un ciudadano activo es alguien que asume un papel en la comunidad, que no es solo un contribuyente pasivo y receptor de servicios, sino que contribuye a mejorar su entorno y se pregunta qué se ha hecho hasta el momento y qué debería hacer el gobierno por la sociedad. Con el movimiento verde de los jóvenes, la participación ciudadana se ha convertido en un tema aún más relevante para los estudiantes. Las redes sociales pueden ser una gran herramienta para que los estudiantes aprendan sobre participación ciudadana. La mayoría las utilizan de forma habitual y de esta manera descubrirán nuevas formas de uso.

El escenario ayuda a la profesora a descubrir más cualidades de sus alumnos y, por tanto, observa los diferentes comportamientos sociales que surgen en cada aula. Este escenario tiene numerosas ventajas. En primer lugar, es interdisciplinar porque se puede combinar con las asignaturas de Informática, Arte y Ciudadanía. En segundo lugar, es una gran oportunidad para practicar el pensamiento crítico y la alfabetización mediática, algo fundamental en un mundo de la computación masiva de datos y desinformación mediática. Por último, es una gran manera de activar a los estudiantes y evaluar su progreso mediante múltiples herramientas digitales de evaluación formativa.

Los alumnos de Madli-Maria analizaron primero campañas existentes en redes y las publicaron en un Padlet. De este modo pudieron descubrir varios tipos de formatos: publicaciones en redes sociales, animaciones, vídeos, medios impresos, etc. A continuación, la profesora proyectó todos esos mensajes en la pizarra para iniciar un debate sobre lo que pensaban, qué hace que cada anuncio funcione y por qué les gustó un anuncio en concreto. Esta actividad es muy flexible en cuanto a los dispositivos; los alumnos también pueden utilizar un solo ordenador por equipo y centrarse más en la lluvia de ideas.

A continuación, se dividen en grupos utilizando Keamk, una herramienta que funciona muy bien para crear equipos al azar. Cada equipo propuso ideas de anuncios para redes y las publicó en Tricider. Esas ideas se proyectaron para toda la clase y las evaluaron todas de forma anónima; de esta forma todos pudieron expresarse abiertamente. Este es un buen método para ver rápidamente si hay alguna idea errónea sobre publicidad en la red, por ejemplo, si algún equipo publicó ideas relacionadas con un producto de consumo en lugar de abordar un problema de su entorno social. Ese fue el momento que la profesora aprovechó para aclarar algunos aspectos antes de pasar a la siguiente fase.

A continuación, los equipos dieron el pistoletazo de salida a su proyecto: crear un anuncio para las redes. Podían elegir diferentes métodos: un póster en Canva, un vídeo o una imagen, publicaciones en las redes sociales o cualquier otra cosa que propusieran.

Los estudiantes publicaron sus resultados en Padlet. Ese fue el punto de partida para otro debate: qué opinan de un determinado anuncio para redes. ¿Cuál prefieren? ¿Por qué?

«El reto es que el intercambio suele empezar centrándose en aspectos superficiales, como las imágenes elegidas o la redacción», dice Madli-Maria. En este caso, la profesora pudo moderar el debate y orientarlo hacia la creación de publicaciones en las redes. La conclusión es que la publicidad en redes puede tener una enorme repercusión, tanto positiva como negativa. El debate se puede centrar más sobre los aspectos éticos, y sobre sus propias reacciones a anuncios conocidos en las redes y su eficacia.

El siguiente paso fue una votación en Tricider sobre el mejor anuncio; cada equipo aportó pros y contras al resultado. Se usó la aplicación Classroom Screen para: (1) mostrar el tiempo transcurrido a los alumnos en cada paso; (2) seleccionar aleatoriamente a un alumno para que comentara; y (3) controlar el nivel de ruido de la clase. Esto añadió un elemento de emoción.

Por último, la profesora recogió las opiniones sobre el conjunto de la actividad mediante una herramienta de encuesta como Google Forms. El resultado de la unidad también puede compartirse dentro de la escuela en forma de pósters en las paredes, su sitio web o en vídeos en los canales de la escuela. Para que sea un proyecto de participación ciudadana, los profesores y alumnos pueden ponerse en contacto con el ayuntamiento para ver cómo se puede difundir su trabajo para sensibilizar al resto de ciudadanos.