La profesora Saray utiliza múltiples herramientas de cuestionarios en línea. Algunas son más convenientes para el trabajo colaborativo en el aula, ya que permiten comprobar los conceptos erróneos para abordarlos en un debate en el aula. Otras son adecuadas para la autoevaluación y la práctica. Con los datos que recopila en los cuestionarios, la profesora Saray hace una evaluación formativa para tomar decisiones mejor informadas para adaptar sus lecciones. También comprende mejor al alumnado y eso le ayuda a la hora de calificarlos al final de la lección.
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La profesora suele preparar una evaluación al final de cada módulo. Sin embargo, a veces lleva a cabo una evaluación sobre partes específicas del contenido dentro de la lección con menos preguntas. No solo evalúa al alumnado según su examen final o la evaluación sumativa de la tarea, sino también según su trabajo diario y su progreso personal.
Uno de los objetivos de estas herramientas es que el profesorado constate el grado de aprendizaje de los nuevos contenidos que tiene el alumnado. A medida que el contenido avanza, el profesorado debería preparar breves cuestionarios para comprobar de forma periódica y rápida la comprensión. El profesorado puede modificar los cuestionarios para añadir nuevas preguntas, pero también mantener algunas preguntas anteriores para hacer un pequeño repaso del contenido. Se pueden incluir más preguntas a medida que el alumnado avanza con el material.
«El alumnado valora mucho la actividad, que es muy motivadora, ya que tiene la posibilidad de aprender y evaluarse de forma divertida», dice Saray. «Como el alumnado al completo se implica mucho en este tipo de actividades, acabamos resolviendo todos los problemas que surgen».
Cuando el alumnado ve que sus resultados mejoran, se siente más motivado para mejorar aún más. Es importante que la profesora haga que cada estudiante sienta que importa y que establezca una cultura de aula en la que esté bien cometer errores.