El centro de educación secundaria Kuresaare de Estonia anima al profesorado a llevar a cabo proyectos con actividades cívicas para su comunidad local. La idea es dar la oportunidad al alumnado de trabajar en grupo y poner en práctica sus habilidades del siglo XXI (como la creatividad, las competencias digitales y el pensamiento crítico), al mismo tiempo que se le anima a asumir responsabilidades como parte de una ciudadanía activa. Además, el centro educativo fomenta que estos proyectos sean interdisciplinarios para crear así más oportunidades de que el profesorado trabaje conjuntamente y aprenda del resto. Durante el proyecto se anima al profesorado a utilizar herramientas digitales para recopilar información sobre el trabajo del alumnado y llevar a cabo una evaluación formativa para adaptar las actividades a las necesidades de cada equipo. Asimismo, se anima al alumnado a utilizar las herramientas digitales para crear materiales promocionales sociales y evaluar su trabajo y el de sus compañeros.
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Image: Chancai / Shutterstock.com
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Las estrategias educativas nacionales de Estonia otorgan una gran importancia a la evaluación formativa. Tanto la evaluación formativa como las competencias digitales se incluyen en los planes de estudio nacionales, no como objetivos a cumplir, sino como directrices para resaltar las mejores prácticas. El plan de estudios destaca que los educadores deben proporcionar al alumnado retroalimentación durante la jornada escolar para apoyar la formación del comportamiento, las actitudes y los valores del alumnado.
En Estonia, suelen ser el gobierno municipal el que gestiona los centros escolares, pero estos gozan de una amplia autonomía, tanto del gobierno central como del municipal, para organizar su trabajo.
Por lo general, se espera que el profesorado desarrolle las competencias digitales del alumnado dentro de las asignaturas que imparte cada uno, según el plan de estudios de su materia. Desde hace décadas, el Estado ofrece formación para ello, aunque los centros educativos pueden elegir sus propias prioridades. Como alternativa, un centro educativo puede decidir impartir las competencias digitales como una materia independiente.
Para que cualquier persona dentro de un centro educativo apoye el uso de la evaluación formativa, primero tiene que compartir una comprensión común de la misma con otras partes interesadas. Esto puede variar entre centros, pero tiene que entenderse de la manera más universal posible dentro de un centro educativo concreto y con los socios/partes interesadas del entorno: administración, docentes, estudiantes, familias. En general, los gobiernos municipales de Estonia no se involucran en la evaluación y es el centro educativo el que coordina el enfoque.
El centro educativo sigue fomentando las actividades cívicas de muchas formas. El alumnado participa en actividades prácticas como la recogida de alimentos para bancos de alimentos y la ayuda a la residencia de ancianos local (con la venta de manualidades y la participación en fiestas).
El alumnado aprende la función de ser un ciudadano activo y de ser un pensador crítico con visión de futuro. Al pensar en el entorno y ofrecer soluciones, también cambia el propio comportamiento del alumnado. Descubren las pequeñas formas en las que pueden apoyar el cambio en su sociedad. Esto fomenta tanto su motivación como su comportamiento social. El alumnado asume un papel activo en el proceso de aprendizaje a la hora de buscar soluciones y concienciar a la comunidad local.
Este tipo de clases basadas en proyectos cumple con los objetivos de los planes de estudio y desarrolla las competencias que figuran en los planes de estudio nacionales de toda Europa. Las familias y la comunidad local pueden participar como una forma de conectar las diferentes partes de la sociedad y mostrar que los cambios pueden ocurrir si se abordan de forma conjunta.